Moriría, me mataría en este instante , pensó y luego lo dijo en voz alta. Los demás no la entendieron, creyeron que influía en su estado mental las sustancias anteriormente ingeridas y no le hicieron caso, no le prestaron atención. Ella lo gritó, gritó que prefería un suicidio colectivo, nadie la entendió, nadie pudo procesar las palabras que lanzaba como si fuese un simple hola.
Dicen que ella tomó el cuchillo que se encontraba sobre la mesa y lo dirigió a su brazo, luego de hacer esto se lo pasó tranquilamente al que estaba a su lado. Pero él, en cambio, lo volvió a dejar en la mesa y se dirigió hacia donde estaban los demás. La dejaron completamente sola, se volvieron a reír y disfrutaron de las estrellas.
Luego se durmieron y nunca supieron por que ella se encontraba pálida en el suelo del patio, desangrada hasta la última gota.
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